Sinopsis personal:
Japón,
siglo XII. En Kioto, bajo las puertas del derruido templo de Rashomon, se
guarecen de la torrencial lluvia un leñador, un sacerdote budista y un
peregrino. Los tres discuten sobre el juicio a un bandido, acusado de haber
dado muerte a un señor feudal y violado a su esposa. Los detalles del crimen
son narrados desde el punto de vista del bandido, de la mujer, del señor feudal
-con la ayuda de un médium- y del leñador, único testigo de los hechos.
Ficha técnica y artística:
Título: Rashômon
Título original: Rashômon
Dirección: Akira Kurosawa
País: Japón
Año: 1950
Duración: 88 min.
Género: Criminal, Drama, Intriga
Reparto: Toshirô Mifune, Machiko Kyô,
Masayuki Mori, Takashi Shimura,
Minoru Chiaki, Kichijiro Ueda, Fumiko
Honma, Daisuke Katô
Distribuidora: Los Films del Búho
Productora: Daiei Studios
Dirección: Akira Kurosawa
Diseño de producción: So Matsuyama
Fotografía: Kazuo Miyagawa
Guión: Akira Kurosawa, Shinobu
Hashimoto
Montaje: Akira Kurosawa
Música: Fumio Hayasaka
Producción
ejecutiva: Masaichi Nagata
Filmografía
de Akira kurosawa:
Como
sabréis, el pasado martes se cumplieron cien años del nacimiento de uno de los
más grandes directores de toda la Historia. El 23 de marzo de 1910 nacía en
Tokio Akira Kurosawa, “El emperador”, el maestro japonés más occidental, el
responsable de obras de arte tan influyentes como ‘Rashomon’ (1950)
Descendiente de auténticos samuráis, Kurosawa empezó su relación profesional
con el cine en 1938, cuando se interesó por un programa de
aprendiz de director organizado por un gran estudio, el mítico Toho. Tras
trabajar como asistente de Kajiro Yamamoto, en 1943 tiene su primera gran
oportunidad dirigiendo ‘La leyenda del gran judo’ (‘Sugata Sanshiro’), una
película propagandística que obtuvo un gran éxito de público; inevitablemente,
los inicios del cineasta están marcados por la segunda gran guerra y el control
del gobierno japonés Siete años tras su primer film se estrenó ‘Rashômon’,
ganadora del León de Oro en la Mostra de Venecia y de un Oscar honorífico es el
título con el que Kurosawa empieza a ser conocido y venerado
internacionalmente. De fuerte carácter, con fama de gran perfeccionista en los
rodajes y admirador confeso de John Ford, el japonés fallecería el 2 de
septiembre de 1998, cinco años después de su último trabajo, ‘Madadayo’.
Crítica:
Película
del maestro japonés Akira Kurosawa caracterizada por su utilización de los
flashbacks y por una pesimista visión de la condición humana, creadora de un
mundo de desconfianza y egoísmo en búsqueda constante de redención. Con la
última mirada objetiva vamos perfilando como los flashbacks contradictorios
confeccionados desde las diferentes perspectivas de los protagonistas
principales de los hechos acaecidos están desarrollados bajo posiciones emocionales
como el odio y resentimiento, la fortaleza supuesta a una condición y el
sentimiento de culpa y/o sumisión.
La
inteligencia de Kurosawa en la creación de los referidos flashbacks exhibe su
genialidad como narrador. La historia maneja una penetrante intriga contada con
un sugerente contraste de serenidad y viveza, tensión y tranquilidad.
La
realización y fotografía son extraordinarias y la creación de Toshiro Mifune,
incorporando a un bandido de risa floja, resulta excepcional. Todos los
flashbacks son verdaderos tratados de cómo realizar una historia con sentido
fílmico, pero dos de ellos contienen una magia cinematográfica especial: el
narrado por la mujer del asesinado, que mantiene en un estado cuasi enloquecido
una intensidad fuera de lo común cuando la esposa no puede soportar la mirada
de su ultrajado marido, y el descrito por el propio fallecido vía médium, de un
magnetismo prodigioso.